BREVE ELEGÍA A LAS VACAS DE FRÉDÉRIC BOYER
Un montón de vacas atrapadas
entre los maderos de un corral viejo,
la calidez áspera de su nobleza
envuelve lo sagrado en Gopastami.
Mugen con sus ojos negros:
no me dejes aquí abre la puerta.
Un vacío en mi estómago
tomó la forma de lo denso:
la tristeza irremediable
ahí entre el fundus y el duodeno.